miércoles, 12 de septiembre de 2007

Nuevos pensum de periodismo: Acortando la brecha Aula - Sociedad

Posturas tan radicales como la de “dinamitar las escuelas de periodismo”, propuesta por Antonio Pasquali; hasta la creación de facultades de comunicación; se presentan dentro de la discusión en torno a la vigencia de los pensum de estudios que forman a los comunicadores sociales. La definición de un perfil de periodista acorde con los cambios que atraviesa el mundo en la actualidad, es el primer paso que están tomando los institutos de educación superior, para adecuarse a los nuevos tiempos

Caracas, 2004. Joaquín Pereira (UCV).-
La Escuela de Comunicación Social de la Universidad Central de Venezuela lleva varios meses estudiando un cambio en su pensum de estudios. Actualmente está en vigencia el aprobado en 1987. Para el 2006 se tiene planeado la implementación de una estructura de estudio que refleje el perfil del periodista del siglo XXI.

Surge inmediatamente la siguiente pregunta: ¿Cuál es el pensum ideal para una escuela de comunicación social? ¿qué exigen los estudiantes, los medios y la sociedad en general de la capacitación de los periodistas?

Para responder a estas preguntas se consultó a una amplia gama de profesionales ligados tanto al ámbito académico, como al laboral del periodismo: desde un director de escuela, pasando por varios profesores, y estudiantes, hasta una jefe de información de un canal de televisión y a periodistas profesionales. Además se revisaron varias investigaciones realizadas por estudiosos de la comunicación social de América Latina y Europa.

Pareciera que la tendencia es a equilibrar la teoría y la práctica, además de reforzar la capacidad que deben tener los nuevos comunicadores sociales para contextualizar e interrelacionar los hechos informativos.

Contagio de Escuelas


Según una investigación desarrollada en la Universidad Autónoma de Santo Domingo, las primeras escuelas de periodismo que se fundaron en América Latina, se planificaron en Argentina, en 1901, y se concretaron efectivamente en 1939.

El patrón seguido por estas primeras instituciones fue copiado por otros países latinoamericanos. En 1943 se logró establecer los estudios formales de periodismo en la Universidad de Brasil, ubicada en Río de Janeiro; y más tarde, en 1974, se abriría la Escuela de Periodismo de la Pontificia Universidad Católica de Sao Paulo.

La “oleada” de instituciones que formarían las nuevas generaciones de periodistas, se fue extendiendo por toda América Latina: Cuba fundó su escuela de periodismo en 1942, México en 1943, Ecuador y Perú en 1945, Venezuela en 1947, Colombia en 1949, Guatemala en 1952, Chile y República Dominicana en 1953, El Salvador en 1954, Nicaragua en 1960, Panamá en 1961, Paraguay en 1965, Bolivia y Costa Rica en 1968, y Uruguay y Honduras en 1970.

El informe de la Universidad de Santo Domingo consultado, señala que la creación de escuelas de periodismo en Latinoamérica se ha desarrollado de manera significativa en los últimos 50 años. Sólo el país más pobre del continente, Haití, no ha establecido una de estas instituciones en su territorio.

Según un artículo del investigador argentino Daniel Prieto Castillo publicado en www.felafacs.org, en la actualidad existen en América Latina alrededor de 220 escuelas de periodismo y comunicación. Los países que más poseen este tipo de instituciones son Brasil con casi 70, y México con más de 60. En un artículo del periodista mexicano Omar Martínez, coordinador de la Universidad Iberoamericana, se presentó cifras de la UNESCO de 1997, que colocaban a Brasil como el país con el mayor número de estudiantes de comunicación, unos 55.089; seguido de México, con 42.800, y de Perú con 7.277.

Hoy en Venezuela, según datos aportados por Gloria Cuenca, Profesora de Ética de la Comunicación en la UCV, en una entrevista concedida a Globovisión, existen 16 escuelas de comunicación social a nivel nacional y otras 3 en formación.

Evolución de Visiones


La investigación consultada de la Universidad de Santo Domingo señala que más de 180 de programas de comunicación han surgido en los países de América Latina, pasando de 80 a 169 en la década de los setenta.

Daniel Prieto Castillo desarrolla en su artículo tres etapas que según su criterio han vivido los pensum de estudios de comunicación social en Latinoamérica:

Una primera etapa se ubica durante los años 60, y se vio influenciada por la idea del progreso y del desarrollismo. Según esta concepción si el desarrollo pleno supone una enorme circulación de información, bastaba entonces con sobrecargar del más variado conocimiento a los estudiantes de periodismo. Con este nivel de generalización (65% del pensum), alejado de la práctica del oficio (35%), los egresados se encontraron con un insuficiente mercado ocupacional.

Una segunda etapa se presentó en los años 70, cuando los pensum de las escuelas de comunicación fueron modificados para que reflejaran más la realidad latinoamericana. Autores como Armand Mattelart, con su teoría de la “dominación cultural”, y Paulo Freire, quien hablaba de “devolverle la voz al pueblo”, influenciaron en estos cambios.

Prieto Castillo describe este período de los estudios de periodismo en América Latina de la siguiente manera: “Del cuestionamiento a las generalidades, a la falta de actualidad, se pasó a la descalificación de la práctica misma. La denuncia, absolutamente necesaria, terminó por quitar espacio a la capacitación para la solución de lo denunciado. Hubo escuelas que en la década del 70 se proponían formar comunicólogos y no comunicadores. Por todo lo dicho, no formaba ni a unos ni a otros”.

Finalmente, durante los años 80, las demandas sociales presionaron a las escuelas de comunicación a rediseñar sus enfoques para responder a los problemas de una forma menos teorisista y más pragmática. Prieto Castillo observa que en poco tiempo se generalizaron propuestas que se englobaron dentro de la expresión “comunicación para”: Comunicación para la educación, comunicación para la salud, comunicación para el ámbito rural, comunicación para los adolescentes, comunicación para adultos...

Aunque durante esta etapa se busco mejorar las deficiencias expresivas de los estudiantes, según Prieto a la tradicional carga de teoría de los estudios de comunicación se añadían cátedras adicionales en educación, salud, etc.; con lo que los pensum de estudios se convirtieron, según el investigador, en verdaderas “Torres de Babel”, que en vez de mejorar la formación, creaba mayor confusión a los nuevos periodistas.

Actualmente la formación universitaria de los periodistas sigue siendo cuestionada. Según Prieto Castillo, de los miles de estudiantes de periodismo y comunicación en América Latina, menos del 10% alcanza a ingresar a los medios o a practicar alguna actividad afín a la de los conocimientos y habilidades adquiridos.

Fatalistas vs optimistas


Dentro del análisis que se realiza para ajustar la formación de los periodistas a las realidades sociales actuales, inevitablemente se presenta la inquietud sobre la necesidad verdadera de estos profesionales y la identificación del perfil que deben poseer.

Algunos autores como Ignacio Ramonet y Carlos Soria han llegado a pronosticar la extinción de la profesión de los periodistas, debido entre otras cosas a la capacidad que les dan las nuevas tecnologías a los ciudadanos comunes de informarse y de expresar sus ideas a nivel planetario.

Otros más osados no sólo vislumbran la extinción sino que proponen su aniquilamiento forzado. Omar Martínez, director de la Revista Mexicana de Comunicación y coordinador de periodismo de la Universidad Iberoamericana, recuerda la siguiente afirmación que en tono jocoso expresara el investigador de la comunicación Antonio Pasquali: “Soy partidario de meterles dinamita a nuestras 330 escuelas de comunicación, de destruirlas lentamente en 10, 15 o 20 años y de reemplazarlas por estudios de cuarto nivel, es decir: estudios de posgrado donde reciban poetas, arquitectos, ingenieros, médicos, abogados y técnicos en electrónica…”.

Por otra parte, existen posturas más optimistas con respecto al futuro de la profesión de periodista. Una de ellas es la del investigador de la comunicación Jesús María Aguirre, cuyo trabajo sobre el Perfil profesional del periodista en Venezuela sirvió de base al cambio de pensum en la Escuela de Comunicación Social de la UCAB en 1999.

En un artículo publicado en la revista Comunicación, titulado “La Torre de Babel del periodismo” , y que se puede consultar en la página
www.gumilla.org.ve, el también padre jesuita muestra los resultados de una encuesta sociológica aplicada a más de 20 mil periodistas alrededor del mundo, durante diez años, donde se comprueba que el ejercicio del periodismo sigue en plena vigencia.

El estudio muestra que en los países más desarrollados el número de periodistas con título universitario se va incrementando. En Estados Unidos la mitad de los periodistas poseían al menos cuatro años de educación superior. De igual forma se observó en el caso de Brasil, Chile y España, siendo en este último donde existe el mayor porcentaje de periodistas titulados, un 87%.

En la investigación realizada por Aguirre y culminada en 1998, se pudo comprobar que Venezuela rebasa el promedio de la muestra mundial en cuanto a periodistas titulados, llegando a aproximarse al nivel de los Estados Unidos.

Las exigencias


Siguiendo los pasos del profesor Jesús María Aguirre, quien esto escribe decidió entrevistar a varios trabajadores de los medios y profesionales ligados al ámbito académico, para consultarles acerca de las exigencias que le hacen a la formación de los nuevos periodistas. La primera que le hacen a la academia es que acerquen a sus estudiantes a la realidad que se vive en el ámbito laboral para que una vez graduados no reciban lo que ellos llaman un “golpe muy fuerte”:

“De la universidad salen muy alumbrados… y aquí en el medio tienen que aterrizar a la realidad. Ahí es que tú dices: las cosas no es como me la pintaban”, afirmó Orlando Ugueto, Reportero Gráfico de El Nacional, Premio nacional de periodismo 2001, y que pudo estudiar en la UCV gracias a que en los 70 se les otorgó el cupo a un grupo de periodistas empíricos.

“Todos estos mensajes, sobre la objetividad, que desde la escuela nos iban metiendo representan en el campo laboral un gran golpe, pues como en las demás carreras, nosotros vendemos un producto, todos los medios se mueven en un mercado y hay que aprender a evaluar los movimientos de ese mercado”, advierte el Miguel Angel Rodríguez, periodista de RCTV y RCR.

“Cuando entré a trabajar de reportera yo decía: aja, uno va a cambiar el mundo con las advertencias…... Es mentira. Uno no cambia al mundo, uno lo que sirve es de mediador entre la persona afectada, entre la comunidad, entre la víctima y las autoridades. A uno le enseñan sueños cuando está en la universidad y la realidad es otra, tenemos que comer. Para que nos paguen para comer tenemos que trabajar y trabajar de la forma y manera que te piden los medios”, reflexiona Erica Corrales, reportera de RCTV.

“El medio es mas fuerte que cualquier ensayo universitario que pretendamos hacer. El medio es un negocio. El periodista debe tener la concepción de que está trabajando por un sueldo. Este trabajo requiere unas características determinadas. Si nuestro gerente dice “yo quiero un trabajo con veneno”, hay que dárselo. Trabajo con veneno es que tenga sangre, que tenga disparos, que tenga muertos, que tenga una historia humana que conmueva y que suba el raiting”, confesó Carlos Andrés Pérez, ex reportero de RCTV.

La segunda observación que se le hace a las escuelas de comunicación social es que están graduando periodistas con muy malas bases en expresión tanto escritas como orales:

“Yo veo el nivel de los egresados de comunicación social muy mal. Carecen de todo. Tanto es así que hay algunos que no te saben ni escribir; no tienen metodología; no tienen costumbre de leer y la lectura es fundamental en este negocio”, opinó la periodista María Isabel Arriaga, Jefe de Información de RCTV.

Esto es confirmado por quien fuera ex compañero de trabajo de Arriaga y que en la actualidad ocupa el cargo de Ministro de Información y Comunicación, Andrés Izarra. “No sólo María Isabel ponía a hacer planas a los pasantes de El Observador. Se llegó a un punto en que no contratábamos más periodistas sino gente de arte. Es un drama; una cosa realmente insólita”, dijo.

Queriendo indagar sobre las posibles causas de la mala formación de los estudiantes de periodismo en ortografía y sintaxis, consultamos al director de la Escuela de Comunicación Social de la UCAB, el periodista Max Römer Pieretti. Sorprendentemente nos dijo que la raíz del problema está en Microsoft: “La gente cuando está en la computadora trabajando en Word, ésta le señala los supuestos errores gramaticales y de ortografía. Entonces no están atentos realmente a su propia forma de escribir. Microsoft se convierte en una especie de muleta. Es por esta razón que dentro de nuestro nuevo pensum, en os primeros años de la carrera estamos trabajando muy profundamente en lo que es la morfosintaxis, de manera que eso sea subsanado”, explicó.

Consultándole a nuestros entrevistados sobre el porcentaje de teoría y de práctica que debe contener la formación de los nuevos comunicadores sociales, nos conseguimos con posturas diversas. Mientras que para el Reportero Carlos Andrés Pérez, las escuelas deben reforzar las destrezas prácticas del oficio, y formar especialistas; para el profesor de la UCAB (ya fallecido) José Antonio Mayobre, los estudiantes de periodismo deberían formarse como intelectuales, con amplios conocimientos generales.

“Los periodistas hemos perdido lo que yo le llamo “la guataca”, es decir, la experiencia del oficio. Precisamente por culpa de la generalización. Entonces tenemos que orientar y hacer esfuerzos los profesionales jóvenes en promover la creación de las Facultades de Comunicación. Los dos primeros años de la carrera deberían dedicarse fundamentalmente a mejorar la escritura”, opinó Carlos Andrés Pérez.

"Una vez les pregunte a mis alumnos de 5to año de la carrera de comunicación social sobre cuántos se consideraban intelectuales, y la carcajada fue total. Todos confesaban leer pocos libros. Considero que hay mucha superficialidad en la formación de los periodistas", opinaba el profesor Mayobre.

La mayoría de los entrevistados coincidieron en afirmar que existe una diferencia importante entre lo que se imparte en las escuelas de comunicación social y lo que enfrenta el periodista en el campo laboral, tanto en exigencias como en limitaciones. Aún así, consideran la formación universitaria como esencial para un positivo ejercicio profesional:

“Por supuesto que fue valioso estudiar en la universidad: La familia es la que le dice a uno: <>. Claro, el utilizar la mente tiene sus cosas buenas ¿no?, el tener que leer mucho, hacer trabajos… ayuda al intelecto”, opinó Manuel Zardás, Reportero gráfico de El Nacional.

“Yo creo que la universidad está haciendo su trabajo. Lo que pasa es que luego los periodistas en la calle se desvinculan demasiado de la universidad, no sólo como un lugar físico, si no por lo que implica, que es la reflexión y el estar pensando sobre el trabajo, sobre la profesión. Eso hay que hacerlo aunque no se venga al aula”, opinó quien fue periodista de Venevisión y profesor de la UCAB, David Anglés.

Las propuestas


Para conocer la dirección que lleva la discusión del nuevo pensum de la Escuela de Comunicación Social de la UCV, consultamos la página
www.piensapensum.blogspot.com, donde La Representación Estudiantil de la Comisión de Revisión y Reforma Curricular publicó una serie de propuestas.

En primer lugar, observan la necesidad de brindarles a los nuevos estudiantes un proceso de inducción al inicio de la carrera que les permita conocer las diversas opciones que puede tomar en su formación y de esta manera puedan planificar la ruta académica que mejor se ajuste a sus intereses.

Las diversas cátedras dentro de la carrera las dividen en seis áreas: teóricas, de lenguaje, de investigación, de gerencia profesional, ética, de formación profesional, y de extención.

Sobre el área teórica, se propone una mejor distribución a lo largo de la carrera de este tipo de formación para que se encuentre equilibrada con la formación práctica; que brinden las herramientas para el abordaje de las problemáticas sociales contemporaneas; que incluyan una mayor formación en ciencias económicas; y que permita la diversificación a materias no relacionadas con las ciencias sociales, por ejemplo: el arte y el cine.

Dentro del área de Lenguaje destaca la diversificación de la comprensión y producción de “textos” no sólo en formato escrito, sino oral y visual. Además sugieren la distribución de talleres de redacción a lo largo de toda la carrera.

Proponen para el área de investigación un fortalecimiento de esta a lo largo de la carrera para evitar el actual desfase temporal entre metodología del primer año y seminario de tesis del último. Además solicitan la creación de lineas de investigación a las cuales se puedan sumar los estudiantes durante sus estudios.

En el área de Gerencia Profesional, proponen la inclusión de talleres de manejo de recursos humanos, manejo de equipos transdiciplinarios y producción de proyectos.

Una de las áreas donde hacen mayor enfacis dentro de los ajustes al pensum de la escuela de comunicación de la UCV, es el del aspecto ético de la profesión. Más que una materia la ven como un contenido que atraviese transversalmente todas las cátedras de la carrera.

En el área de Formación Profesional, sugieren la creación de menciones o de planes variables que permitan el adiestramiento en sectores específicos de la comunicación social.

Pensando en disminuir la brecha que existe entre lo que se enseña en las aulas y lo que exige la sociedad, se solicita finalmente en el área de extensión, una vinculación más fuerte de la escuela con su entorno. Para esto proponen la vinculación del alumnado en proyectos comunitarios, incentivar la creación de productos comunicacionales producidos por los estudiantes (periódico, radio, etc.…), y la asistencia patrocinada a encuentros nacionales e internacionales ligados a la comunicación social.

Al analizar la propuesta que se está estudiando para adecuar el pensum de estudios de la Escuela de Comunicación de la UCV a los nuevos tiempos, nos preguntamos si en esta oportunidad se está volviendo a caer en los mismos errores de décadas pasadas: sobrecargar a los estudiantes de una serie de conocimientos difícil de asimilar y a la larga poco aplicable en la práctica.

Como posible respuesta a esta inquietud mostramos a continuación la recomendación del investigador argentino Daniel Prieto Castillo para el ajuste en la formación de los periodistas.

En primer lugar aclara que no existen perfiles generales para todos los países, y afirma que la especificación debe hacerse en cada región por cada país.

Propone cinco puntos básicos a tomar en cuenta dentro de la educación de los comunicadores sociales, colocando en primer lugar lo que hasta ahora ha sido relegado a un pequeño porcentaje dentro de las escuelas: la capacidad de expresión. Propone un rescate del “oficio” de periodista, adquirido “por la sostenida y cotidiana práctica.”

Los siguientes puntos propuestos por Prieto son: “la capacidad de análisis de mensajes; el conocimiento de la situación social en que se vive; la capacidad de realizar diagnósticos comunicacionales; y el conocimiento de la estructura y funcionamiento de los distintos medios de comunicación, con sus implicaciones económicas, políticas y sociales, y sus posibilidades de uso.”

Como podemos observar, prieto propone una formación que sin perder de vista los problemas sociales generales, vuelva a la capacitación específica de la profesión. Además señala que las deficiencias que aún persistan en los estudios de licenciatura pueden ser corregidos con la creación de especialidades que adiestren en áreas específicas a los periodistas, lo que además de brindarle seguridad en su ejercicio profesional, facilite su incorporación al mercado de trabajo.

Como conclusión de este reportaje nos hacemos eco de lo expresado por Gabriel García Márquez, y que extraemos de un artículo del periodista mexicano Omar Martínez: “Toda la formación del periodista debe estar sustentada en tres pilares maestros: la prioridad de las aptitudes y las vocaciones, la certidumbre de que la investigación no es una especialidad del oficio sino que todo el periodismo debe ser investigación por definición, y la conciencia de que la ética no es una condición ocasional sino que debe acompañar siempre al periodismo como el zumbido al moscardón”.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola Joaquin, muy buen artículo y sobretodo muy acertado en estos tiempos de cambio en la universidades del país. Me gustaría saber las referencia del artículo que acá mencionas de la Universidad de Santo Domingo. Gracias.
mi mail: leonmariav@gmail.com